lunes, 21 de noviembre de 2016

Las pruebas sobre la existencia de Dios

Las pruebas sobre la existencia de Dios






Las pruebas sobre la existencia de Dios



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La experiencia de Dios



Introducción
Vivimos en un mundo marcado por la cultura de muerte.
Las constantes manifestaciones de rupturas con uno mismo como soledad,
tristeza, sin sentido, búsquedas desenfrenadas de falsas seguridades;
las rupturas con los demás traducidas en violencia, delincuencia,
terrorismo, guerras, entre otras; no tienen otra causa que la ruptura
fontal con Aquel que nos creó y nos conoce plenamente, Dios mismo. El
anhelo de infinito que cada hombre experimenta en lo más profundo de su
corazón se ve traicionado al cerrarle la puerta al Único que puede
saciar esa nostalgia de eternidad.
En la historia de la humanidad siempre han estado
aquellos que niegan explícitamente a Dios, los denominados ateos; otros
que crean dioses a sus medidas trayendo como consecuencia visiones
reducidas de Dios, como por ejemplo: los deístas, los panteístas, los
idealistas kantianos, etc.
En nuestros días percibimos -por el avance del
secularismo- la ausencia de Dios en las estructuras de nuestra sociedad,
una sociedad que termina poniendo a Dios "entre paréntesis", regida por
un estribillo cada vez más común: "si Dios no está en mi vida práctica y
no tengo como probar si existe o no existe, entonces no me interesa".
Ante este panorama, los católicos enfrentamos la
urgencia de hacer una opción clara y decidida por anunciar con sólidos
argumentos que Dios sí existe y está muy cerca de cada uno de nosotros.
El hombre puede llegar al conocimiento de Dios de muchas
maneras. Todas ellas responden tanto a la capacidad natural de la
inteligencia humana de conocer la existencia de Dios, como a la
Revelación divina que nos ofrece de El un conocimiento sobrenatural.
Por ello, seguidamente señalaremos los principales postulados que nos permiten afirmar que Dios existe, es real y es cercano.
Empezaremos con las cinco vías que Santo Tomás de Aquino
desarrolló hace más de 700 años para demostrar la existencia de Dios,
desde un conocimiento a posteriori, es decir una manera de
aproximarse a la realidad divina desde la experiencia sensible, que va
de lo conocido a lo desconocido, de lo sensible a lo espiritual, de los
efectos a la causa suprema.

Primera vía: Se funda en el movimiento
1) Es innegable, y consta a nuestros sentidos, que hay
cosas que se mueven, es decir, que cambian. No se trata sólo del
movimiento en sentido físico (locomoción), sino en sentido metafísico,
es decir, como paso de la potencia al acto (cambios de una condición a
otra, de un ser a otro, etcétera).
2) Pues bien, todo lo que se mueve, cambia, muda o
transforma es movido por otro, ya que nada se mueve más que cuando está
en potencia respecto a aquello para lo que se mueve. En cambio, mover
requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar
algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está
en acto. Por ejemplo, el fuego hace que un leño -que está caliente sólo
en potencia- pase a estar caliente en acto. Pero no es posible que una
misma cosa esté, a la vez, en potencia y en acto respecto a lo mismo,
sino en orden a cosas diversas. Es imposible que una misma cosa sea, por
lo mismo y de la misma manera, motor y móvil, como también lo es que se
mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por
otro.
3) Pero, si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es
necesario que lo mueva un tercero, y a éste otro. Mas no se puede
seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor, y, por
consiguiente, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no
mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero, lo
mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano.
Por consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie.
4) Este primer motor que no es movido por nadie es el que todos entienden por Dios. Luego Dios existe.

Segunda vía: Se basa en la causalidad eficiente
1) Nos consta por experiencia que hay en el mundo
sensible un orden determinado entre las causas eficientes, pues están
subordinadas esencialmente entre sí para la producción de un efecto
común.
2) Pero no se da, ni es tampoco posible, que una cosa
sea causa de sí misma, ni en el orden del ser ni en el de la operación,
pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible.
3) Ahora bien: esa serie de causas eficientes,
subordinadas esencialmente entre sí, no se puede prolongar
indefinidamente, porque siempre que hay causas eficientes subordinadas,
la primera es causa de la intermedia, y ésta causa de la última. Cada
una de estas causas actúa por influjo de las causas que la preceden. Y
así tenemos que, suprimida una causa se suprime su efecto. Por
consiguiente, si no existiese una causa primera, tampoco existiría la
intermedia, ni la última. Si, pues, se prolongase indefinidamente la
serie de causas eficientes, no habría causa eficiente primera y, por
tanto, no habría efecto último, ni causa eficiente intermedia, cosa
falsa a todas luces.
Por consiguiente, es necesario que exista una causa eficiente primera.
4) Esta causa eficiente primera, que no es causada por
ninguna otra, a la que están subordinadas todas las demás causas; es
decir, esta causa eficiente incausada es llamada por todos Dios. Luego
Dios existe.

Tercera vía: Se fundamenta en la contingencia de los seres
1) Es evidente que hallamos en la naturaleza seres que
pueden existir o no existir, pues vemos seres que vienen a la existencia
por generación y seres que se destruyen por corrupción; es decir, seres
que no tienen en sí mismos la razón de su existencia, sino que están
condicionados por otros seres, y, por tanto, hay posibilidad de que
existan y de que no existan. Estos seres reciben el nombre de seres
contingentes.
2) Ahora bien: es imposible que los seres contingentes
hayan existido siempre, ya que lo que tiene la posibilidad de no ser,
hubo un tiempo en que no fue. Es decir, los seres contingentes, que
tienen la posibilidad de existir y de no existir, reciben la existencia,
no por sí mismos, sino por otro ser que ya existe. Así, pues, los seres
contingentes son, por esencia, efecto, seres que piden causa, seres que
alguna vez han comenzado a existir causados por otro.
Pero, como ya se demostró antes (segunda vía), es
imposible y absurdo que haya una serie infinita de seres contingentes,
es decir, de causas subordinadas, ya que es imposible que sólo existan
efectos.
Por consiguiente, los seres contingentes exigen la
existencia de un ser que no haya comenzado a existir; un ser no causado,
que exista por sí mismo; un ser que ha existido siempre. A este ser se
le llama ser necesario.
3) Pero el ser necesario, o tiene la existencia por sí
mismo, o la ha recibido de otro ser necesario superior. En esta segunda
hipótesis, si el ser necesario ha recibido su existencia de otro ser
necesario superior, es imposible aceptar una serie indefinida de seres
necesarios. Es forzoso, por tanto, admitir la existencia de un ser
necesario que exista por sí mismo y que no tenga fuera de sí la causa de
su necesidad, sino que sea causa de los demás seres.
4) A este ser necesario, que no tiene la existencia
recibida de otro, sino que existe por sí mismo, en virtud de su propia
naturaleza, es al que todos llaman Dios. Luego Dios existe.

Cuarta vía: Considera los grados de perfección que hay en los seres
1) Vemos en los seres que unos son más o menos buenos,
más o menos verdaderos y nobles que otros; y lo mismo ocurre con las
diversas cualidades. Así, por ejemplo, nadie duda que el hombre es más
perfecto que el animal; el animal, más perfecto que el vegetal; y éste
más perfecto que el mineral. Lo propio se ha de decir de la bondad, de
la verdad, de la nobleza y de otras perfecciones semejantes, las cuales
están realizadas en todos los seres según una diversidad de grados, en
virtud de la cual unos seres son más perfectos que otros.
2) Pero la diversidad de grados que se da en esas
perfecciones, es decir, las cosas más o menos buenas, más o menos
verdaderas, más o menos bellas, etc., suponen la existencia de lo
máximo; están reclamando un ser óptimo, verdaderísimo, bellísimo, etc.
En otras palabras, esos grados dc perfección son algo causado por otro,
el cual, si posee esas perfecciones en grado limitado, las tendrá, a su
vez, causadas por otro.
3) Pero como es imposible admitir una serie infinita de
causas limitadas, causadas, en este proceso de ascensión, llegamos a una
primera causa en donde todas esas perfecciones se encuentran en grado
sumo y en toda su plenitud. Por lo tanto, ha de existir algo que sea
verísimo, nobilísimo, bellísimo y óptimo, y por ello ente o ser supremo,
pues lo que es verdad máxima es máxima entidad.
Ahora bien: quien tiene una perfección pura en grado
máximo, o por esencia, es causa de esta perfección en todos aquellos que
la poseen en grado inferior, o por participación. Además, no puede ser
más que un único ser, una única perfección subsistente en sí misma, una
única perfección en toda su plenitud y totalidad.
4) Por consiguiente, existe algo que es para todas las
cosas causa de su ser, de su bondad, de su belleza y de todas sus
perfecciones, porque se trata del Ser sumo, de la Verdad suma, de la
suma Bondad; y a este ser todos lo llamamos Dios. Luego Dios existe.

Quinta vía: Se toma del gobierno del mundo
1) Vemos que cosas que carecen de conocimiento, como los
cuerpos naturales, obran por un fin, como se comprueba observando que
siempre, o casi siempre, obran de la misma manera para conseguir lo que
más les conviene, es decir, su plena evolución y desarrollo, o la
conservación de su especie, o el orden dinámico del cosmos, etc., por lo
que se comprende que no van a su fin obrando al azar, sin rumbo ni
orientación, sino intencionadamente.
2) Ahora bien: los seres que carecen de conocimiento no
pueden tender a sus respectivos fines si no los dirige un ser
inteligente que conozca dicho fin, a la manera como el arquero dirige la
flecha.
3) Esta inteligencia ordenadora no puede estar ordenada
por una serie indefinida de inteligencias, sino que es preciso llegar a
un ser inteligente supremo, que consiste en su mismo acto de entender,
un entender infinito, subsistente y único; es decir, que es el origen y
el fundamento de todas las demás inteligencias que conocen y dirigen las
cosas carentes de conocimiento a sus propios fines.
4) Luego existe un Ser inteligente supremo que dirige
todas las cosas naturales a sus respectivos fines, y a este Ser lo
llamamos Dios. Luego Dios existe.

Desde la Biblia
Junto a estas cinco pruebas también podemos llegar a
constatar la existencia de Dios aproximándonos a la realidad desde un
fundamento bíblico:
a) Conocimiento de Dios por medio de la creación
La Sagrada Escritura atestigua este principio: la razón
humana puede conocer a Dios por medio de la creación, pues las cosas
creadas son testimonio permanente de su Autor y llevan a su Conocimiento
con alcance universal.
En este sentido, en el Libro de la Sabiduría encontramos
dos motivos por los cuales el hombre puede alcanzar el conocimiento de
Dios. Uno es la belleza que hay en las criaturas: por la contemplación
de las diversas bellezas creadas, el hombre puede alcanzar el
conocimiento de Aquel que es la fuente de toda belleza, Dios, Belleza
Suprema. El otro motivo es el poder y la fuerza que existe en la
naturaleza creada: las fuerzas de la naturaleza son un reflejo de la
Omnipotencia de Aquel a quien se someten todas las potencias.
"Vanos son por naturaleza todos los hombres que ignoran a
y no alcanzan a conocer por los bienes visibles a Aquel-que-es, ni,
atendiendo a las obras, reconocieron al Artífice; sino que al fuego, al
viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a
las lumbreras del cielo los consideraron como dioses, rectores del
universo. Si, seducidos por su belleza, los tuvieron como dioses, sepan
cuánto les aventaja el Señor de todos ellos, pues es el Autor mismo de
la belleza quien los creó. Y si se admiraron de su poder y de su fuerza,
debieron deducir de aquí cuánto más poderoso es su Creador; pues, de la
grandeza y de la belleza de las criaturas, se llega por razonamiento al
claro conocimiento de su Autor. Con todo, no merecen éstos tan grave
reprensión, pues tal vez caminan desorientados buscando a Dios y
queriéndole hallar. Ocupados en sus obras, se esfuerzan en conocerlas, y
se dejan seducir por lo que ven. ¡Tan bellas se presentan a sus ojos!
Pero, por otra parte, tampoco son éstos excusables; porque, si llegaron a
adquirir tanta ciencia y fueron capaces de investigar el universo,
¿Cómo no llegaron más fácilmente a descubrir a su Señor?" (Sabiduría 13,
1-9).
b) Conocimiento de Dios por los grados de perfección
Los grados de perfección que el hombre conoce en la
naturaleza reflejan la perfección absoluta de un Dios único y personal,
al que todos los hombres son llamados a adorar y a seguir.
"La cólera de Dios se revela desde el cielo contra la
impiedad e injusticia de los hombres, que aprisionan la verdad en la
injusticia; pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos
manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque las perfecciones invisibles de
Dios, su poder eterno y su divinidad, se han hecho visibles después de
la creación del mundo por el conocimiento que de ellas nos dan las
criaturas, de forma que son inexcusables; porque, habiendo conocido a
Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se
ofuscaron en vanos razonamientos, y su insensato corazón se llenó de
tinieblas: jactándose de sabios se volvieron estúpidos, y cambiaron la
gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. Por eso, Dios los
entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que
deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de
Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del
Creador, que es bendito por los siglos. Amén". (Rom 1, 18-25; ver Hech
14, 14-18; 17, 22-30).
En esta carta, el Apóstol San Pablo enseña claramente
que el que no reconoce a Dios lo hace por opción libre, pues no se trata
sólo de no percibir lo invisible de Dios en las cosas visibles, sino de
un cerrazón del corazón que no quiere reconocer a Dios como Señor, y le
niega el dominio sobre el hombre y sobre las cosas. Así, el hombre se
degrada, no es capaz de reconocer su puesto en un mundo que se ha
convertido en desordenado y caótico, y no acierta a descubrir la
dimensión divina que aflora en todas las cosas.
c) El testimonio de la conciencia
Asimismo, en la Sagrada Escritura encontramos otro medio
a través del cual el hombre puede conocer a Dios: se trata de su
conciencia, la cual expresa tanto la existencia de Dios como la ley
natural que Dios escribió en el corazón de todo hombre.
"Cuando los gentiles, que no tienen Ley, cumplen las
prescripciones de la Ley guiados por la razón natural, sin tener Ley son
para sí mismos Ley -es decir, obran según su conciencia-. Y con esto
muestran que los preceptos de la Ley están escritos en sus corazones,
siendo testigo su conciencia con los juicios que, alternativamente, ya
les acusan o bien les defienden". (Rom 2. 14-15).
Los que no han recibido la Revelación de Dios conocen
por su razón natural los principios esenciales que informan la ley
natural. En la intimidad de su corazón, todo hombre tiene grabada una
ley moral natural que participa de la ley eterna de Dios.
Por último, podemos también llegar a demostrar la existencia de Dios desde la propia experiencia interior.

Experiencia personal de Dios
Hay muchas personas que no necesitan de esos argumentos
antes señalados para creer y amar a Dios, la experiencia interior de
percibirse volcado hacia algo eterno lo conduce hacia Aquel Único
Eterno, Dios mismo que toca el corazón para entrar en una infinita
comunión de amor, en un diálogo personal e intenso.
Es más, el mismo hecho de estar en mayor sintonía con el
sello que con su Imagen Dios ha marcado al hombre, lleva a la persona a
acercarse a Dios de manera natural, teniendo la convicción de la
existencia de Dios como la luz del día o las estrellas de la noche..
Justamente, como imagen de Dios, el hombre conserva esa convicción
divina no como algo extraño y añadido por la presión de la cultura, sino
como algo propio, como el fundamento radical de su ser, como la luz que
explica el dinamismo de su vida, y como el amor en el que encuentra su
plenitud.
Ejemplos en la historia de la Iglesia hay muchos, que al
momento de ver el propio interior se encuentran con Aquel que ilumina
cada espacio del propio ser.
Vemos esto en el testimonio de San Agustín: "Y he aquí
que oigo de la casa vecina una voz, no sé si de un niño o de una niña,
que decía cantando, y repetía muchas veces: ¡Toma, lee; toma, lee! Y al
punto, inmutado el semblante, me puse con toda atención a pensar, si
acaso habría alguna manera de juego, en que los niños usasen canturrear
algo parecido; y no recordaba haberlo jamás oído en parte alguna. Y
reprimido el ímpetu de las lágrimas, me levanté, interpretando que no
otra cosa se me mandaba de parte de Dios, sino que abriese el libro y
leyese el primer capítulo que encontrase. Porque había oído decir de
Antonio, que por la lección evangélica, a la cual llegó casualmente,
había sido amonestado, como si se dijese para él lo que se leía: "Ve,
vende todo cuanto tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en los
cielos; y ven y sígueme" (Mt 19, 31); y con este oráculo, luego se
convirtió a Vos. Así que volví a toda prisa al lugar donde estaba
sentado Alipio, pues allí había puesto el códice del Apóstol al
levantarme de allí; lo arrebaté, lo abrí y leí en silencio el primer
capítulo que se me vino a los ojos: 'No en comilonas ni embriagueces; no
en fornicaciones y deshonestidades; no en rivalidad y envidia; sino
vestíos de nuestro Señor Jesucristo, y no hagáis caso de la carne para
satisfacer sus concupiscencias' (Rom 13, 13-14). No quise leer más, ni
fue menester; pues apenas leída esta sentencia, como si una luz de
seguridad se hubiera difundido en mi corazón. todas las tinieblas de la
duda se desvanecieron".
También, como testimonios más cercano a nuestra época,
tenemos al Cardenal Newman, que en su afán de profundizar en la vida
interior, se convierte al catolicismo por la oración y el estudio.
Asimismo, está Claudel que se siente conmovido en su espíritu al oír el
canto del Magníficat en una tarde de Navidad; y confiesa:
"Qué dichosas son las personas que creen! Pero... si
fuera verdad... ¡Es verdad! ¡Dios existe, está ahí! ¡Es alguien, es un
ser tan personal como yo! Me ama. Me llama".


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Comentarios

10 comentarios
Hace 15 días
Rene Santos
es marabillosos!!!  es una de las mejores en cuando a la aprobacion de la excistencia de Dios. 

Hace 109 días
Aidú Sanders
INTERESANTE
ES VER CÓMO A MAYOR  CONOCIMIENTOS Y A MAYOR CIENCIA EL HOMBRE DESCUBRE
A DIOS; AUNQUE ES MÁS HERMOSO VER QUE MUCHAS VECES, BASTA SOLAMENTE UN
CORAZÓN SENCILLO PARA CREER :)
Hace 109 días
Francisco Lopez
todas
las religiones son parasitarias, envenenan la mente y no la deja
evolucionar, todoas religiones, todas, crean su propio universo, con
historias para ignorantes, cren una propia filosofia que la sustente,
pero en la practica, ninguna religion se asienta en una base de razon y
verdad, todas son especulativas.
Hace 66 días
Sebastián I. Lizár.
Eres
verdaderamente brillante. Tu razonamiento es incomparable. Digo, no se
compara a la comprobación racional de la existencia de un ser superior
que al parecer no leíste.
Hace 109 días
Francisco Lopez
absurdo
en todos los sentidos, dios es un invento de quienes desde el principio
de la humanidad como grupo,,controlaban a la masa atra vez del miedo,
la ignorancia y la imposición, nombrando, reyes, faraones, señores del
cielo, a todos aquello que a tra vez se su fuerza y un ejercito, fuesen
capaces de dominar a otros pueblos, matando por intereses y el nombre de
dios, en la actualidad esas viejas filosofías, están junto con la
biblia, obsoletas.
Hace 6 días
pedro morA CASAS
si
Dios no existe, por que le dedicas tu tiempo, si dios no existe por que
discutir?, Dios creo personas como tu, para dar fortalecer nuestra fe
tienes fe en que Dios no existe? puuuuuuuuuuuuuuuuuuues gracias a Dios tienes esa fe
Hace 257 días
LUIS RAMIRO LEGUER NATHAL
Dios
existe si yo existo, Dios existe si yo no existo, yo existo por que
Dios existe, todo existe porque Dios existe, Dios por tanto es el bien
necesario.
Hace 422 días
Egaexor
Si yo existo,luego Dios existe.
Hace 515 días
Egaexor
Concientizarnos de  la Existencia de Dios
Hace 515 días
Egaexor
Concientizarnos de ala existencia de Dios




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